Graco y Astudillo justifican su ineficacia

Graco Ramírez, gobernador de Morelos, y Héctor Astudillo, gobernador de Guerrero, han señalado que la regulación de la siembra de amapola sería de ayuda para la pacificación del país.
Los gobernadores, por separado, han comentado que la regulación pondría orden en el mercado y afectaría directamente al crimen organizado; el cual produce y comercializa el producto.
Los mandatarios han dicho que la regularización sería una respuesta a la crisis de violencia e inseguridad enfrentan ambos estados.
“No habría un mercado negro para la actividad delictiva, y si ésta existiera, sería realmente perseguido, pero ya en menor escala. Hoy los delincuentes tienen el control total de la producción y el mercado”, ha señalado Graco Ramírez.
Mientras que el mandatario guerrerense –Astudillo– ha reiterado que:
“Se ganaría un control mayor del que se tiene en este momento sobre el país y se disminuiría la violencia que hay por el control de este tipo de productos del campo y que sin duda los coloca en un mercado de mayor interés, tan importante, como lo es Estados Unidos”.
No obstante; dicen los que saben que ambos administradores buscarían –más que regular el opio– hacerse de un chivo expiatorio que justifique su ineficacia al frente de sus estados.
Ambos, en sus respectivas campañas, prometieron el combate a los criminales y el fin de la delincuencia organizada, de la inseguridad y de la violencia. Ninguno de los dos ha podido con el paquete.
Ambos han puesto en marcha supuestos operativos de seguridad. Los dos se han quedado cortos.
Tanto Graco como Astudillo han afirmado que sus entidades no viven una crisis, que cualquiera podría visitarlas sin miedo. Pero las cifras demuestran lo contrario.
Por eso, frente a mandatarios a quienes les quedó grande el cargo, no sobra preguntar; ¿será que la regularización del opio es el nuevo pretexto para justificar su ineficacia?