Gana Hillary; candidatos ignorantes de la realidad mexicana

La candidata demócrata al Gobierno de Estados Unidos, Hillary Clinton, salió adelante con una victoria contundente, luego del primer debate con su contrincante, el republicano Donald Trump.

Acusada por Trump de haberse ausentado para prepararse rumbo al debate –y con ello abandonar la campaña–, la señora Clinton confirmó que llegó bien preparada al debate y, como ella mismo dijo, “también estoy preparada para ser presidenta”.

Y mientras Hillary dio lecciones de política interna y de geopolítica a Donald Trump, el republicano no atinó más que a recurrir a los lugares comunes,  a las ocurrencias y –en términos generales- a exhibir su notable ignorancia sobre el quehacer político y de gobierno, de la realidad de Estados Unidos.

Pero lo interesante para los mexicanos, para todos aquellos que durante meses se han dicho agraviados por el discurso racista y xenófobo de Donald Trump, nunca apareció en el debate.

En realidad, tanto Hillary como Trump exhibieron una ignorancia vergonzosa sobre la realidad mexicana; mostraron que muy poco conocen de la economía, la política y la idiosincrasia del vecino del sur y, en especial, olvidaron hablar –en profundidad y de manera puntual­– de los temas candentes para México: el muro, los migrantes y el TLC, entre otros.

Sin duda, el de anoche entre la señora Clinton y el señor Trump fue el primer debate presidencial en el que México ocupa un lugar preponderante. Sí, nunca se había hablado tanto de México. Pero también es cierto que nunca un candidato presidencial y/o futuro presidente de EU había mostrado tal ignorancia sobre México.

El esperado debate también decepcionó por su escasa agresividad. Durante décadas, los debates de aspirantes presidenciales en Estados Unidos se habían presentado como modelo para la confrontación presidencial en México.

Hoy, el de Hillary-Trump fue un debate plano sin la agresividad y espectacularidad esperado, más parecido a un amable intercambio para la televisión en donde los dos contrincantes procuraron presentar la cara mable de sus respectivas candidaturas.

Es decir, no salieron dispuestos a arriesgar. A caso, porque en todas las encuestas existe un empate técnico entre los dos aspirantes. Y si fuera poco, el moderador de la confrontación –Lester Holt– también resultó un fiasco. En general, no hubo presentador y los candidatos hicieron y deshicieron a su antojo como si se tratara de un espectáculo bajo control.

Sin embargo, es apenas el primer encuentro, acaso rounds de sombra. Y al parecer lo bueno está por venir.