Francisco en EEUU y Cuba, coronación de su labor diplomática

Contrario a lo que algunos sugieren, la visita del Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos no fue un capricho. En realidad, el Pontífice acudió a la coronación del largo trabajo diplomático que llevó al restablecimiento de las relaciones entre los dos países.

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Roberto Plancarte –experto en temas religiosos– comentó que la gira de Francisco tiene muchos significados. Por ejemplo, se trató de un intento por reposicionar a la Santa Sede –y al Papa– como actores con influencia internacional. Es decir, que la cabeza de la iglesia católica trató de aparecer como una entidad con la capacidad de intervenir, influir y definir asuntos de la agenda global.

Lo anterior cobra relevancia si se consideran las expresiones de Francisco en torno a la migración y a los refugiados. Dichas intervenciones dejaron ver que la lista de temas del Pontífice es amplia y que el Papa sabe aprovechar las oportunidades y los foros para exponer sus puntos de vista.

Por otro lado, también hubo quien cuestionó que Jorge Mario Bergoglio no exhibiera las violaciones a derechos humanos durante su visita a Cuba. No obstante, en opinión del Doctor Blancarte, el Papa apostó por la diplomacia, por reposicionarse como un actor relevante y por estrechar vínculos con gobiernos extranjeros. Es decir, que su prioridad durante esta visita no fue reprimir al gobierno cubano por los excesos cometidos durante más de medio siglo.

En este contexto, en opinión del especialista, el Papa Francisco demostró que posee una gran habilidad política y que es capaz de balancear su faceta de líder religioso con la de jefe de Estado. A su vez, la cabeza de la iglesia católica exhibió la destreza con que aprovecha los caminos de la política para promover los intereses de su fe.

Prueba de lo anterior es que, a pesar de los frutos del trabajo diplomático y de que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se encuentran en su mejor momento –gracias a la labor de Francisco–, el Papa no se distrajo en presumir sus logros.

En realidad, durante su visita, el Pontífice aprovechó su triunfo diplomático para enviar los reflectores a otros temas. Y es que, como expuso Blancarte, el Papa dejó claro que los problemas que le ocupan son globales. O si lo prefiere, que no suele dedicar mucho tiempo a crisis locales, como exhibió la nula atención que brindó al conflicto entre Cuba y Estados Unidos.