FIFA, el culto a la corrupción

Ya no es novedad que la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) caiga en el ojo del huracán por escándalos de corrupción. Apenas en 2015 se dio a conocer que los corruptos directivos de la Federación –Sepp Blatter y Michel Platini– incurrieron en “pagos desleales” y abusaron de su posición.

Y en esta ocasión –en medio de otro embate de críticas–, la FIFA admitió el cobro de sobornos para la elección de sedes mundialistas y exigió a Estados Unidos que pague los 190 millones de dólares que pidieron a los federativos antes que se declararan culpables del delito.

Al parecer, más allá de querer limpiar su imagen, la FIFA intenta recuperar sus 190 millones de dólares. O si lo prefiere, la reputación de la FIFA tiene precio: 190 millones. Acaso por eso, el máximo organismo del futbol presentó un documento –de 22 páginas–, en donde reconoce el cochinero y exige el dinero incautado por la Fiscalía de Estados Unidos.  

Y es que, luego que los directivos de la FIFA se declararon culpables –y se presentaron como corruptos–, los abogados de la Federación de Futbol advierten que tienen derecho “a una indemnización por los daños a sus relaciones empresariales, a su reputación y sobre sus activos intangibles”. Lo dicho, la reputación de la FIFA –y de sus directivos– ya tiene precio.

En esta lógica, Giani Infantino –el recién llegado presidente de la FIFA–, admitió que todavía hay gente corrupta en la institución. Eso sí, dejó claro que el dinero destinado a sobornos es de la misma Federación y por ello no se quedará con los brazos cruzados.

Es decir, que como órgano rector del futbol, la FIFA  quiere su dinero y la Federación “está decidida a hacerlo sin importar lo que tarde”.

“El dinero que se embolsaron pertenecía al futbol mundial y tenía como objetivo el desarrollo y promoción del deporte”, se atrevió a decir Giani Intantino, quien apenas tiene tres semanas al frente de la FIFA.

A todas luces, asistimos a una gran ironía. La FIFA se presenta como corrupta e intenta aparecer como víctima. Y en el colmo del descaro, asegura que existen “individuos corruptos” que no quieren darles el dinero que le corresponde.

Pero no piense mal. Según el director de la FIFA, el dinero recuperado se utilizará para construir campos de futbol y no mansiones; para comprar equipaciones de futbol y no joyas o autos; para financiar la cantera y el desarrollo de entrenadores, y no para que ejecutivos del futbol y del marketing lleven un estilo de vida lujoso.  

No hay duda de que para los máximos directivos de la FIFA, el balompié –como deporte– pasó a segundo plano. Hoy todo el mundo puede ver que el juego más popular del mundo es un súper negocio.

Por eso, ya hay quien dice que si existiera un premio a la corrupción internacional –así como existe el Balón de Oro a lo mejor del futbol–, seguramente sería para la FIFA. La misma cuyos abogados lamentan que sea conocida por la corrupción y no por sus “muchas obras buenas”.