¿Epidemia de venganzas políticas?

Algo muy extraño ocurre en Chihuahua.

El sábado, luego de la inauguración de la sede del PRI estatal —evento al que acudió el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones—, tres militantes de aquel partido —entre ellos el dirigente del Frente Juvenil Estatal—, fueron asesinados y calcinados.

Según se dijo, Juan Francisco Valdez Ramos, de 26 años; Érick Alejandro Reyes Carreón, de 27, y Luis Fernando González Avitia, de 29 fueron vistos por última vez en la nueva sede del PRI. Luego del evento de inauguración.

Los tres jóvenes aparecieron calcinados en el municipio de Guerrero, a 170 kilómetros de la capital de Chihuahua.

Por eso decimos que algo muy extraño ocurre en Chihuahua.

Pero hay más.

No está de más recordar que a finales de marzo de este año, el consejero estatal del PAN en Chihuahua, Martín Alonso Colmenero Ledezma, y Francisco Javier Aguilar, de 26 años, fueron asesinados y torturados.

Y aunque a los pocos días el gobierno de Chihuahua dijo haber resuelto el caso, lo cierto es que en un año, dirigentes jóvenes de dos partidos políticos fueron torturados y asesinados en Chihuahua.

Y todavía hay más.

Hace días –el 24 de noviembre–los hijos de dos ex alcaldes tabasqueños fueron ejecutados.

Los jóvenes Henry Burelo Magaña y Luis Arturo de la Fuente Rodríguez murieron a manos de un atacante desconocido mientras se encontraban en una fiesta al interior de un rancho de Tabasco.

Algo extraño ocurre en el país. No termina de quedar claro si se trata de venganzas políticas, de ajustes de cuentas o de otro tipo de crimen.

Como sea, en pocos meses, seis jóvenes vinculados con la política han muerto en dos estados. Por eso insistimos, algo muy extraño ocurre.