Epidemia de Censura

El asunto parece de risa loca…

Un puñado de buenas conciencias –de esos que saben todo lo que es bueno y todo lo que es malo para las personas– consiguieron censurar una joya del cine.

Todo empezó en 2014, cuando una asociación de ultracatólicos solicitó que la película La Vida de Adèle estuviera prohibida para todos los menores de 18 años.

A estos conservadores no les importó que, desde un inicio, las escenas de sexo lésbico y la temática de la cinta, provocaran que la película se proyectara sólo a mayores de 12 años.

Para este grupo moralinos, las secuencias de sexo entre dos mujeres podrían herir la sensibilidad del público joven. Por ello, las buenas conciencias francesas acudieron al poder judicial, tramitaron un amparo y lo consiguieron.

A partir de hoy, nadie con menos de 18 años podrá ver –en un cine o un espacio público–, esta magnífica producción.

Pero eso no es todo.

Mientras los ultracatólicos censuran en Francia, otros hacen lo propio en redes sociales.

Resulta que existe una campaña para denunciar el perfil de Donald Trump en Facebook.

Según se dijo, luego de los comentarios xenófobos e intolerantes del magnate Trump, algunos pretenden ejercer presión para que la directiva de Facebook elimine el perfil del precandidato a la presidencia de Estados Unidos.

Es probable que los dichos de Trump sean impopulares.

Es posible, incluso que los discursos del empresario indignen, enojen y hasta ofendan.

No obstante, viene a cuenta preguntar, ¿qué diferencia existe entre las buenas conciencias que censuraron La Vida de Adèle y las otras buenas conciencias que intentan censurar a Donald Trump?