Entre protestas de normalistas y adolescentes no hay mucha diferencia

 

A mediados del siglo pasado, Mario Vargas Llosa escribió uno de sus primeros cuentos: “Los Jefes”, en el cual relata la historia de un estudiante peruano que cursa el 5º año de secundaria que en compañía de su peor enemigo organiza una revuelta estudiantil para protestar por la determinación del director de colegio sobre no fijar horarios para la aplicación de exámenes.

De este modo, los alumnos celebran una huelga de clases y por cierto tiempo paralizan las actividades de la escuela; sin embargo, algunos compañeros olvidan el tema y vuelven a las aulas por temor a las represalias.

Según sabemos, el cuento está basado en un hecho real que vivió el escritor cuando aún era adolescente, con el cual además participó, sin obtener ni una mención siquiera, en un concurso de narraciones breves convocado por la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos.

Resulta curioso como en la vida real y en México, los jóvenes que realizan protestas a gran escala están relacionados con las escuelas normales.

No obstante, sus movilizaciones se caracterizan por ser violentas y agresivas, además de que consiguen poco de lo que piden y lo que piden suele ser absurdo.

Por ejemplo, está el caso de los normalistas de Michoacán que desde hace semanas organizaron bloqueos carreteros en su estado y secuestraron y quemaron varias unidades de transporte.

De acuerdo con boletines emitidos por los protestantes, los estudiantes exigen al gobierno que al término de su carrera tengan plazas de trabajo aseguradas, además rechazan que se incremente de tres a cuatro años su plan de estudios y se niegan a la incorporación a los programas la enseñanza del idioma inglés y tecnologías de la información.

En el cuento de Vargas Llosa, “Los Jefes”, la protesta es porque el director pretende hacer exámenes sorpresa, lo cual molesta a los alumnos pues podrían no estar preparados para cuando esto ocurra.

La exigencia de los alumnos de cambiar la aplicación de pruebas no es viable, pues ellos siempre deben estar preparados para cualquier momento, y es que… Para eso van a la escuela.

En la vida real, los estudiantes de las normales se oponen al progreso a toda costa y por eso afectan a transportistas, principalmente, con tal de hacerse escuchar…

El cambio curricular apuesta por mejorar la formación estudiantil de los próximos maestros y es que ellos serán los que en unos años posiblemente den clases a los niños de México y para eso tienen que prepararse como es debido, ¿o no?