Entendible pero no justificable el golpeteo al presidente

En un régimen democrático –y no una presidencia autoritaria como la que existió en México hace años–, las disculpas del mandatario deberían ser comunes.

En entrevista para La Otra Opinión, el analista político José Fernández Santillán recordó que los presidentes cometen errores y que luego de los tropiezos, es necesario que reconozcan las faltas si es que buscan mantener la legitimidad que demanda el cargo.

En opinión de Santillán, sólo las estatuas no se equivocan. En consecuencia, los demócratas están obligados a rectificar y reconocer los errores que cometen.

Por otro lado, el especialista recordó que algunos políticos se asumen como poseedores de la verdad absoluta. Estos perfiles –en su mayoría autoritarios– solo admiten su verdad y no son capaces de reconocer las ideas distintas o los errores; por evidentes que sean.

Estas mentes autoritarias, comúnmente equivocadas, jamás se disculparán pues nunca aceptarán que existe la posibilidad de equivocarse. En su opinión, todo lo que sale de su boca es cierto y no hay forma de tropezar ni necesidad de pedir perdón.

Finalmente, Santillán trajo a cuenta que hasta hace años, la figura del presidente era intocable. Por eso, ahora que el titular del Ejecutivo está sometido a la crítica y a los cuestionamientos, la opinión pública vive en el extremo opuesto.

Es decir, que mientras hace años era prácticamente imposible cuestionar o criticar al presidente, hoy la figura presidencial es objeto de todo tipo de ataques.

Lo deseable, concluyó el experto, es evitar el exceso. En otras palabras, mantener cierto respeto para la figura del presidente –en un marco de tolerancia a la pluralidad de opiniones–, pero sin llegar al cuidado excesivo de un individuo que, en tanto humano, seguramente cometerá errores.