En Veracruz, todos son responsables de la agresión a Yunes

En todas partes circulan las mismas imágenes; se trata de retratos de una sociedad enojada.

En las fotografías vemos al gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes; al líder nacional del PAN, Ricardo Anaya; y al presidente de la comisión de elecciones del partido, Santiago Creel.

En las fotos también se ve a individuos molestos, que atacan con piedras y palos a la comitiva de panistas y al vehículo que los transporta.

De suyo, lo que vemos en las imágenes es gravísimo. Algo tiene que estar muy mal para que los ciudadanos lancen piedras a los líderes de partido y a sus futuros gobernantes.

Pero hay mucho más.

De acuerdo con el gobernador electo Yunes, los agresores habrían sido enviados por el todavía gobernador, Javier Duarte.

Y probablemente tenga razón. No lo sabemos. Pero lo cierto es que no faltan motivos para justificar el enojo de los veracruzanos.

Los veracruzanos podrían estar enojados porque el señor Miguel Ángel Yunes fue el primero en “aventar la piedra”. Dicen los que estuvieron ahí que antes de los palos y pedradas, el gobernador electo los agredió y los regañó.

Los veracruzanos también podrían estar enojados porque el gobernador que va de salida –Javier Duarte–, intenta blindarse con una fiscalía a modo. Acaso por eso, la secretaría de Gobernación movió sus hilos para echar abajo la iniciativa y se espera que pronto ocurra lo mismo con un proyecto similar en el congreso de Quintana Roo.

Y los veracruzanos podrían estar enojados porque acaban de salir de una elección polarizada, de una campaña llena de ataques, y de un proceso marcado por la guerra sucia. En consecuencia, hoy los veracruzanos están molestos con su clase política. Y es que, a pesar de que el PAN ganó en las urnas, lo cierto es que hoy paga el precio por la siembra de descalificaciones que permitieron a Yunes asegurar la victoria.

Por eso, mientras que unos intentan sacar raja política de la agresión de este miércoles en Veracruz; lo cierto es que estos arribistas no se dan cuenta que el problema es mucho más grave y que, de seguir como hasta ahora, la luna de miel del gobernador electo podría durar muy poco.