En Quintana Roo, el sistema de salud se cae a pedazos

Algo muy grave debe ocurrir al interior de la Secretaría de Salud de Quintana Roo, para que ignore las denuncias de sus médicos y para que despida a los galenos que exhiben las fallas, las omisiones y las trampas.

Resulta que en Playa del Carmen –hace aproximadamente un mes– el Doctor Óscar Hernández Villalvazo hizo público que el Hospital General opera en condiciones deplorables. ¿Y cuál fue la respuesta de la Secretaría? Evidentemente no solucionó el problema, simplemente despidió al denunciante.

En mayo, este médico cirujano difundió –en un vídeo– las circunstancias en que realizó una operación: sin más luz que la arrojada por los celulares de quienes estaban en la sala de cirugías.

Más tarde, el galeno convocó a una reunión con sus colegas y con las autoridades en el auditorio del Hospital General. Su intención era tratar de resolver la situación. Después de todo, según explicó, la falta de luz no era el único problema.

El doctor declaró que en el nosocomio no había insumos para operar, no había medicamento suficiente y el equipo es obsoleto.

Con el paso del tiempo, la reunión –en que estuvieron presentes cerca de 150 trabajadores de la salud– provocó el despido de Hernández Villalvazo. Según se dijo, el médico no tenía los permisos necesarios para convocar a una junta de esta magnitud.

Ha pasado casi un mes desde que el contrato del médico fue rescindido; al momento solo se sabe que el galeno presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo. Y también se sabe que el organismo no ha respondido a la demanda.

A su vez, las autoridades de Salud del estado no han dado respuesta a los señalamientos, lo cual es preocupante porque el Hospital General de Playa del Carmen sigue laborando en malas condiciones.

Frente a este escenario en el sector de salud quintanarroense, no sorprende que el pasado 5 de junio la gente haya votado por la alternancia.

Y es que algo muy grave debe ocurrir en el sistema de salud para que la autoridad haga caso omiso a las denuncias de sus empleados y para que sancione con el despido a quien comete el pecado de quejarse.