En la Cámara de diputados, la bancada del PRI se resiste a aprobar las leyes secundarias en materia de combate a la corrupción.
Oficialmente, los tricolores aseguran que avalarán el proyecto si la ley considera perdonar a los servidores públicos que desvíen recursos y luego los devuelvan.
En la Cámara de Senadores, la bancada del PRI también se resiste a dar paso a estas leyes secundarias.
Oficialmente, dicen estar en desacuerdo con algunos postulados de la llamada Ley 3 de 3.
Sin embargo, de manera no oficial, todo indica que el tricolor intenta prolongar el debate para ganar tiempo. ¿Por qué?
Porque los priistas saben que de aprobarse las leyes anticorrupción, la oposición podría utilizarlas como elementos para el golpeteo electoral.
Acaso por eso, los legisladores del PRI ya aseguran que la reforma en materia de anticorrupción, llegará después de la elección del cinco de junio.
Es decir, que las elecciones tienen frenada una reforma demandada desde hace meses.
Por cierto, no sólo los priistas juegan con los tiempos legislativos.
En el congreso de Puebla –de mayoría panista–, la mayoría de diputados se niega a homologar las leyes de transparencia.
Coincidentemente, en Puebla se elegirá gobernador y al mandatario en turno, Rafael Moreno Valle, no le conviene que las cosas salgan de control.
