El voto sí castiga… pero castiga de más

Ante los resultados de la elección del 5 de junio, muchos vaticinaron la debacle del PRI y calificaron los números del domingo como la gran derrota del tricolor.

Sin embargo, para el Doctor Rogelio Hernández Rodríguez –profesor del Colegio de México–, antes de medir la magnitud del golpe contra los priistas habría que establecer un punto de comparación.

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Hernández Rodríguez explicó que si se toma en cuenta el número de gubernaturas ganadas por el PRI, entonces estaríamos frente a uno de los resultados más malos para ese partido. Después de todo, nunca antes el tricolor gobernó sólo 15 entidades.

No obstante, si se compara el desempeño del PRI con los resultados de 1994 o 1997, entonces queda claro que la tendencia de sufragios va a la baja pero que otros fenómenos se mantienen.

Por ejemplo, para el Doctor Hernández, el voto duro del PRI sigue siendo el más grande y el más consistente: entre el 25 y 26 por ciento.

Además, el año pasado –cuando se renovó la cámara de diputados–, el PRI recuperó la mayoría simple y tuvo un muy buen desempeño. Es decir, que contrario a la tendencia histórica, el partido en el poder no fue castigado en la elección intermedia. De hecho, fue el más votado en las elecciones federales de 2015.

Sobre las implicaciones que tendrían los resultados de domingo en la elección de 2018, el Doctor Rogelio Hernández advirtió que el fenómeno es complejo y que no sería posible adelantar –con certeza–, cómo responderá el PRI.

Sin embargo, Hernández dijo que el proceso electoral dejó ver que el PRI no es el partido homogéneo y jerarquizado que muchos pensaban. En realidad, el domingo cinco de junio se apreció que el control de las maquinarias estatales no está en el centro sino en cada uno de los estados.

Además, este descubrimiento servirá para reacomodar las posibilidades de algunos precandidatos presidenciales del PRI. Y es que así como Beltrones se relega –por los malos resultados–, los grupos que no apoyan a Manlio avanzan y ganan posiciones.

Eso sí, Rogelio Hernández advirtió que el priismo corre el riesgo de no encontrar un liderazgo reconocido, de fragmentarse y de condenar al fracaso a quien resulte electo como su candidato presidencial.

En otros temas, el especialista aclaró que la elección del domingo no debe entenderse como un plebiscito para Enrique Peña. Es decir, que no se evaluó el desempeño del presidente. En realidad, la calificación en las urnas fue para los gobernadores en turno, para sus decisiones y para su reputación.

A lo anterior habría que agregar que en este momento, el arreglo institucional permite que los gobernadores tomen decisiones autónomas y no dependan de los humores presidenciales.

O si lo prefiere, que contrario a lo que ocurría en el México del priato, hoy los gobernadores tienen los recursos y los instrumentos para desmarcarse de la federación, para operar políticamente según les convenga y también para absorber –en solitario– los golpes del electorado.

En esta lógica, los resultados del domingo demuestran que los electores ya entendieron que el voto sirve para castigar los malos gobiernos aunque, en ocasiones, el castigo es excesivo. Es decir, que pese a que los ciudadanos ya aprendieron a aplaudir y sancionar con los sufragios, también han confirmado que pueden ser muy severos con sus juicios y que, por momentos, la sanción en contra del mal gobernante roza el exceso y se convierte en denigración.

Finalmente, el Doctor Rogelio Hernández señaló que panistas y perredistas han exagerado la nota. Sin duda, se quedaron con el mayor número de gobiernos estatales; no obstante, el voto no fue por el PAN o por el PRD; en realidad se trató de un voto contra el PRI que, en un par de años, podría operar en su contra.