El “mal humor social” no es más que un instrumento electoral

El presidente Enrique Peña dijo –en días pasados– que en México permea el mal humor social; aún así –aclaró– el país avanza.

Sin embargo, el mal humor social podría ser producto de muchos factores que no necesariamente estarían vinculados con el desempeño de la autoridad.

En entrevista con La Otra Opinión, el Doctor José Fernández Santillán y el Doctor Vicente Fernández –ambos, analistas políticos– coincidieron en que la percepción negativa de los ciudadanos es consecuencia, en buena medida, de la manipulación electoral.

Fernández Santillán comentó que existen partidos como el PAN, PRD y Morena que se encargan de insistir en que estamos muy mal. No obstante, para el analista, lo harían para avanzar en el terreno electoral. Por eso, con el fin de conseguir votos, se venden como el non plus ultra de la política mexicana.

Santillán explicó que esta actitud, además de generar mal humor, deviene en promesas de campaña que al final no se cumplen. Por esta razón hizo un llamado a ser conscientes y permanecer alertas a los hechos que ocurren en el país; para no dejarse llevar por dichos populeros.

En esta lógica, el doctor José Fernández Santillán apuntó que Andrés Manuel López Obrador es el claro ejemplo de un generador de mal humor que no ha entendido que nadie es poseedor de la verdad, pues ésta se construye entre todos.

“La democracia beneficia a todos, en el populismo el único que se beneficia es el líder y sus allegados, como en Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro”, concluyó Fernández Santillán.

Por su parte, el Doctor Vicente Fernández argumentó que existe una percepción que no coincide con la realidad, la cual no sólo es consecuencia de los procesos electorales, sino de la participación de los medios de comunicación que defienden una agenda política.

El académico señaló que en el país prevalece la desconfianza institucional, sobre todo en en la cadena de impartición de justicia, luego de algunos casos icónicos que han cimbrado a la opinión pública, el mejor ejemplo es el de los 43 de Iguala.

Fernández agregó que la matanza de Iguala debe entenderse como un crimen de estado, pues el autor intelectual fue el alcalde José Luis Abarca; no obstante, eso no significa que el gobierno –en general– también sea culpable, pues el presidente no dio la orden de desaparecer a los normalistas.

“Un presidente no manda sobre un edil, y menos si éste es de otro partido”, reiteró Fernández.

Para concluir, el doctor señaló que el mal humor es consecuencia de una lucha por el poder y puntualizó que siempre va a existir la sensación de que no hay estabilidad económica.