El gobernador de Colima

A los diputados colimenses les gusta vivir al límite. Horas antes que venciera el plazo de ley, el congreso local nombró al notario Ramón Pérez Díaz como gobernador interino del estado. La primicia, no sobra recordar, la leyó garganta en el twitter de Ricardo Alemán. Pero hay más, al oído de Garganta llegó el rumor de que el Tribunal Electoral ordenó que el gobernador interino saliera de una terna priista. Después de todo, el artículo 57 de la constitución colimense dice que el interino deberá ser propuesto por “el grupo legislativo del partido político al que pertenezca el Gobernador que por cualquier motivo no pudiera tomar posesión del cargo”. Es decir, el PRI. Fue así que la bancada del PAN, con mayoría en el Congreso de Colima, negoció para que el gobernador interino fuera el menos priista de todos. Y el elegido fue el ex procurador, ex secretario general de gobierno y actual presidente del consejo de abogados de Colima, Ramón Pérez Díaz.

La opinión pública y la Corte

Todas las noches, Garganta enciende una veladora al santo y santa de ocasión. Y es que Garganta vive con miedo de caer en las fauces de la opinión pública. Uno de estos días, algún avispado despertará con el brazo dormido y dirá que Garganta es responsable de esa dolencia. Será el acabose. Tormentas de tuits, marchas y bloqueos contra Garganta, represor de extremidades y terror del dedo chiquito. Hoy nadie se salva del feroz juicio de la opinión pública. Basta mirar al Senador Raúl Cervantes. Hace horas, el priista volvió con la cola entre las patas al Senado de la República. Hace un año, a principios de septiembre, Cervantes se marchó orondo… diciendo que se dedicaría a dar clases. Aunque todo el mundo sabía que el legislador tenía los ojos puestos en el Pleno de la Corte. Sin embargo, la soberbia de Cervantes y el reclamo de las buenas conciencias —que demandaron cerrar el paso a las cuotas y a los cuates—, llevaron al senador Cervantes de los cuernos de la luna… a su escaño en el Senado.

Se consienten en la ALDF

Dice el Tesorero de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, el señor Pablo Trejo; que para cerrar el año, el Poder Legislativo de la Ciudad de México gastará 51.8 millones de pesos en sus diputados. El desglose es como sigue: 68 mil pesos de dieta para cafa uno de los 66 diputados. Ahí van cuatro millones. Otros 196 mil pesos para prerrogativas… Ahí son casi 13 millones. Otros 196 mil por gratificaciones de fin de año… Otros 13 millones. Y luego, sin aclarar de dónde, el tesorero afirma que cada legislador se llevará 786 mil pesos a fin de año. Es decir, 51 millones de pesos en total. ¡Menos mal que son tiempos de austeridad!

Guerrero y la terca realidad

Garganta se acuerda que, hace días, muchos celebraron que la SEIDO abandonara el caso Iguala. Garganta se acuerda que, hace días, varios aplaudieron que el caso quedara en manos de la subsecretaría de derechos humanos de la PGR. Y garganta todavía escucha al secretario de Gobernación, Miguel Osorio, cuando dijo que estaba dispuesto a modificar la “verdad histórica”. Curiosamente, la terca realidad llegó a callar aplausos y a cerrar bocas. Y es que, la noche de ayer, el alcalde perredista de Cocula, Eric Ulises Ramírez, fue detenido junto con Adán Zenén Casarrubias, presunto líder del cártel de los Guerreros Unidos, es decir, el grupo criminal que habría ordenado la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¿Y entonces? Pregunta Garganta, ¿no que era un asunto de derechos humanos? ¿No que no se trataba de un caso de delincuencia organizada? Por cierto, ya salió el vapuleado líder del perredismo, Carlos Navarrete, a decir que su partido no es ministerio público, que ellos no pueden afirmar o negar la culpabilidad de su alcalde… y que, hace meses, el PRD pidió a la PGR que certificara a sus candidatos. Es decir, se lavó las manos.

Gasolina sube… gasolina baja

Para los que dicen que la gasolina aumentará en 2016… Para los que insisten que el gobierno federal mintió… cuando dijo que se acabaron los gasolinazos. Y para los que hacen campaña sucia con verdades a medias… Para todos ellos, garganta explica:

La miscelánea fiscal del próximo año estableció una banda de fluctuación para el precio del combustible. Si el petróleo baja… la gasolina no bajará más del 3 por ciento del precio actual… Y si el petróleo sube… la gasolina no subirá más del 3 por ciento actual. Cuestión de sentido común.