El derecho a mariguanear 

Con su proyecto de sentencia para autorizar el uso de la mariguana, el ministro Arturo Zaldívar rindió homenaje a la soberanía del individuo, y removió en su tumba de Aviñón, Francia, al filósofo británico más importante del siglo XIX, John Stuart Mill.

La autorización propuesta por Zaldívar para permitir el autoconsumo personal y recreativo del estupefaciente cannabis significa un triunfo de la libertad individual frente al Estado. La sentencia está redactada sobre el cimiento propuesto por Mill en su ensayo Sobre la libertad 1859, donde planteó salvaguardar el derecho de cada persona a formar libérrimamente sus convicciones ideológicas y a conducir su vida, sin estorbos, de acuerdo a ellas.

John Stuart Mill estudió la lucha entre la libertad y la autoridad como uno de los rasgos definitorios de la historia. Justo el meollo del asunto a decidir por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y por eso será histórico ese fallo, porque de aprobarse como se propone, el país caminaría y confiaría en la libertad e independencia individuales, frente a un supuesto bienestar general impuesto o tutelado por el Estado.

Mill, quien también fue parlamentario inglés, se preguntó en ese influyente documento liberal exactamente lo mismo que ahora: ¿Cuál es entonces el justo límite de la soberanía individual sobre sí mismo? ¿Dónde empieza la soberanía de la sociedad? ¿Qué tanto de la vida humana debe asignarse a la individualidad y qué tanto a la sociedad?. Sobre la libertad. Alianza. p. 152. Y lo resuelve con un principio muy simple: la sociedad no puede violentar al individuo a actuar de determinada manera, contra su voluntad, excepto en defensa de la misma sociedad. Zaldívar sostiene lo mismo al afirmar que la Constitución mexicana otorga una amplia protección a la autonomía de las personas, al garantizar el goce de ciertos bienes que son indispensables para la elección y materialización de los planes de vida que los individuos se proponen.

No hay daño social, sostiene Mill, cuando una persona realiza una conducta que no viola ningún deber específico respecto al público ni ocasiona un perjuicio perceptible a ningún individuo, y abunda: si se ha de castigar a las personas adultas por no cuidar debidamente de sí mismas, preferiría que se hiciera invocando su propio interés…sin necesidad de que se incapaciten para hacer a la sociedad beneficios que la sociedad misma no pretende tener derecho a exigirles p.162. Zaldívar reivindica las existencia de un catálogo de derechos de libertad que se traducen en permisos para realizar determinadas acciones que se estimen valiosas para la autonomía de las personas…al tiempo que también comportan límites negativos dirigidos a los poderes públicos y a terceros….

Mill decía que no es difícil demostrar la propensión humana consistente en extender los límites de la que puede ser llamada policía moral, hasta el punto en que choque con las libertades más indiscutiblemente legítimas del individuo p.166. La sentencia de Zaldívar es un dique a esa policía, al Estado paternalista y al gobierno interventor. Triunfo de la emancipación ciudadana. Triunfo del derecho fundamental democrático a preferir. Y mentís a quienes engordan al Estado con subvenciones y atribuciones que sólo atrofian la potencia liberadora y meritoria del individuo.

En su Autobiografía Mill confiesa haber escrito Sobre la libertad con su esposa Harriet Taylor, para destacar la importancia de dar completa libertad para que la naturaleza humana se expansione en innumerables y opuestas direcciones Autobiografía, Alianza. p. 262. El proyecto del juez Zaldívar protege la libertad de elegir cualquier dirección. John Stuart Mill descansa en el mismo sepulcro que su mujer. Hoy pueden sonreír juntos en la Provenza francesa. En México -de no haber sorpresas procesales de último momento-, está a punto de escribirse una página de libertad. ¡Sí a la libertad individual! ¡Sí al derecho a mariguanear!