“El campeón” y el encubrimiento (IV y último)

En la prensa de todo el país, sobre todo en diarios de Sinaloa y Tijuana, abundan fotografías y videos en los que “el campeón” aparece departiendo alegremente con narcotraficantes reputados.

Y cuando sociedad y medios preguntan las razones de la complicidad aparente entre “el campeón” y los criminales, siempre la respuesta fue la misma; la fama exige fotografías y autógrafos.

Pero también abundan las evidencias de que la relación de “el campeón” con jefes mafiosos va más allá de fotografías y autógrafos. Basta mirar documentos públicos –notas periodísticas, videos y fotografías–, para entender que “el campeón” era o sigue siendo amigo de mafiosos.

Por ejemplo, nadie ha explicado por qué uno de los Arellano Félix fue detenido en una casa de “el campeón”. ¿Por qué “el campeón” lo negó, a pesar de las evidencias? ¿Qué teme?

Hay más, la dinastía de “el campeón” era invitada especial en la fiesta de cumpleaños de Rafael Arellano Félix, cuando un hombre disfrazado de payaso mató al festejado ante la mirada de todos. Si olvidaron la historia la rescatamos.

Según la prensa nacional e internacional, “Omar Chávez, hijo de Julio César, fue testigo del asesinato de Francisco Rafael Arellano Félix, el mayor de los hermanos del cártel que lleva los apellidos de la familia. Según las investigaciones y declaraciones propias de Omar Chávez a la PGJE, éste fue invitado a la fiesta infantil por el propio Francisco Rafael, cuando su padre, JC Chávez, los presentó”.

“El narcotraficante murió a manos de un sicario disfrazado de payaso que se coló al festejo de cumpleaños y en plena reunión le disparó cuatro tiros en la cabeza. Todo ocurrió el 18 de octubre de 2013, en un lujoso hotel de Los Cabos”.

“Omar Chávez, hijo de Julio César Chávez, declaró que conoció a la víctima cuando su papá, Julio César Chávez, se lo presentó y el señor me contesto soy Pancho Arellano”. El boxeador dijo que en ese momento lo invitó a la fiesta de su cumpleaños, “porque iba a ver” mucha gente importante, y presumió que estaría el ex futbolista Jared Borguetti y el ex vocalista de la Banda El Recodo, Luis Antonio López “El Mimoso”.

A su vez, distintos penalistas aseguran que documentales públicas evidencian que “el campeón” habría incurrido en el delito de encubrimiento, ya que habría sido amigo y socio de afamados narcotraficantes.

El encubrimiento está previsto y sancionado en el artículo 400 del Código Penal Federal y lo comete quien “preste auxilio o cooperación de cualquier especie al autor de un delito, con conocimiento de esta circunstancia… (quien) oculte o favorezca el ocultamiento del responsable de un delito… (quien) no procure, por los medios lícitos que tenga a su alcance y sin riesgo para su persona, impedir la consumación de los delitos que sabe van a cometerse o se están cometiendo… (y quien) desvíe u obstaculice la investigación del hecho delictivo de que se trate o favorezca que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia”.

¿Por qué “el campeón” amenazó con demandar legalmente al periodista que revela relaciones peligrosas de su historia? ¿Por qué a la par de la amenaza del “campeón”, cayó sobre el periodista una lluvia de amenazas de muerte?

En su artículo titulado “Circo y Periodismo” –del 24 de enero en El País–, el Nobel de Libetarura, Mario Várgas Llosa, dice: “Una de las profesiones más peligrosas en el mundo de hoy es el periodismo. Cada año aparecen, en los balances que hacen agencias especializadas, decenas de reporteros, entrevistadores, fotógrafos y columnistas secuestrados, torturados o asesinados por fanáticos religiosos y políticos, dictadores, bandas de criminales y traficantes, o dueños de imperios económicos que ven como una amenaza para sus intereses la existencia de una prensa independiente y libre.

“Este contexto explica, sin duda, la indignación que ha causado la entrevista que llevó a cabo el actor Sean Penn al asesino y narco mexicano, el Chapo Guzmán… El periodismo, por desgracia, es también una de las víctimas de la civilización del espectáculo de nuestros días”.

Además, Vargas Llosa hace las preguntas clave: ¿Por qué Sean Penn no preguntó cuántos millones de dólares ha gastado el Chapo comprando jueces, políticos y policías… cuantos periodistas ha matado, mutilado y amedrentado, para callar los negocios del narcotráfico?

“El campeón” y su autorretrato. Al tiempo.

¡Gracias a colegas y lectores por su solidaridad! La intolerancia a la crítica es propia de la barbarie.

Tomado de El Universal