¿Dónde están, sino hay evidencia de que están muertos?

En el último intento por desprestigiar al gobierno mexicano, los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) se aventaron una puntada que no tiene pies ni cabeza.

Dijeron, en distintos medios, que no existe evidencia de que los 43 normalistas hayan sido asesinados, como el gobierno mexicano ha reiterado.

Por eso la pregunta obliga

¿Y dónde están si es que –como segura el GIEI-, no existe evidencia de que hayan asesinado a las 43 normalistas?

Ensayamos, por esa razón, algunas hipótesis

¿Los habrán mandado de vacaciones a Disneylandia?

¿Estarán escondidos en algún refugio nuclear?

¿Les habrán cambiado la identidad y andan como Pedro por su casa con otro nombre?

¿Fueron enviados a la “Conchinchina” en calidad de expedicionarios?

Si las hipótesis anteriores son descabelladas es aún más descabellada la teoría propuesta por los señores del GIEI.

¿Por qué?

Porque un solo dato basta para echar abajo esa versión. La Universidad de Innsbruck identificó el ADN de dos de los normalistas, entre los restos óseos localizados en el basurero de Cocula.

Sino existe evidencia de que los 43 fueron asesinados, como dicen los expertos del GIEI, entonces de quién son los restos y el ADN que se identificó como parte de dos de los normalistas en la prestigiada Universidad de Innsbruck.

¿O será necesario también poner en duda la seriedad y el profesionalismo de los científicos de Innsbruck?

¿Se habrán prestado esos científicos a un montaje a favor del gobierno de México?

El ejemplo anterior es solo un joya de la gran cantidad de mentiras, supuestos, e inventos que han difundido los integrantes del GIEI.

Lo cierto, al final del camino, es que además de las mentiras y los engaños, los dizque expertos se van con el rabo entre las patas. ¿Por qué?

Porque luego de seis meses, luego de dos millones de dólares, luego de muchas mentiras y engaños, los señores del GIEI dejan el caso Iguala peor que como estaba.

Es decir, no saben dónde están los normalistas –vivos o muertos-, no saben qué pasó, no saben cómo pasó, no saben quién o quiénes intervinieron en las acciones de persecución; o saben si es posible, o no, que el de los 43 sea un crimen de Estado.

Por eso la pregunta ¿y si no saben todo lo anterior, qué es lo que saben? ¿para qué sirvió su estancia de seis meses?

Lo cierto es que, a querer o no, la intervención del GIEI en el caso de los 43 no solo es un error de la PGR sino un fracaso de la CIDH.

Tomado de La Silla Rota