Sin sorpresas, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI destapó a la senadora Blanca Alcalá como su candidata al gobierno de Puebla.
Anteriormente, el nombre de la diputada sonó con fuerza. Incluso se dijo que el ex gobernador de Durango, Ismael Hernández Deras sería su coordinador de campaña.
Sobre el destape, es importante mencionar:
Uno. El priismo tiene un marcado interés en ganar la elección en Puebla. La victoria en esta entidad implicaría arrebatar un gobierno estatal al PAN.
Dos. Una eventual victoria del PRI sería un duro golpe a las aspiraciones presidenciales del gobernador poblano, el panista Rafael Moreno Valle.
Tres. Las encuestas más recientes dan una cómoda ventaja al PRI y a la ahora candidata Blanca Alcalá. La ventaja se mantenía incluso cuando existía la posibilidad de que el PAN y el PRD fueran en alianza.
Cuatro. La designación de Alcalá dejó en el camino al ex rector de la BUAP, Enrique Dóger y a Alberto Jiménez Merino, delegado de la Sagarpa en Puebla y delfín del ex gobernador Mario Marín, el tristemente célebre góber precioso.
Y cinco. Antes de llegar al Senado, Blanca Alcalá fue la primera mujer en gobernar la capital poblana y, según se dice, dejó una buena imagen.
Por cierto, Puebla es la quinta reserva de votos más grande en el país. El listado nominal de la entidad concentra el 5.56 por ciento de los sufragios.
