Del “verano caliente” y la mula que sí tiene hoyo

El verano de 1986 –en Chihuahua– marcó el inicio de la alternancia en México. Y es que, en esa fecha, el fraude electoral –orquestado desde el gobierno de la República– encendió los ánimos y detonó el llamado “verano caliente”.

La historia es por todos conocida.

De acuerdo con el resultado oficial, el panista Francisco Barrio quedó 169 mil votos atrás del priista Fernando Barraza. No obstante, previo a la elección, la movilización social que respaldó a Barrio fue enorme. Es así que los azules aseguraron que hubo fraude y salieron a las calles a exigir que se respetara el voto de las mayorías.

Sin embargo, para Juan José Rodríguez Prats, exconsejero nacional del PAN, la historia del también llamado “fraude patriótico” empezó en 1983, cuando el mismo Francisco Barrio se convirtió en alcalde de Ciudad Juárez y cuando Luis H. Álvarez hizo lo propio en la capital de Chihuahua.

En ese momento, recordó Rodríguez, el PAN dejó de ser un partido testimonial y se convirtió en un partido con vocación de poder.

Fue así que durante sus tres años en el gobierno de Juárez, Barrio dejó ver a los chihuahuenses que “la mula sí tenía hoyo”. Es decir, que el PRI tenía debilidades y era posible derrotarlo.

Acaso por eso, recordó Juan José Rodríguez Prats, desde el gobierno federal se diseñó una estrategia para cerrar el paso al PAN y para evitar que Barrio ganara tres años después. Como finalmente ocurrió.

Por cierto, para Rodríguez no es una paradoja que personajes como Manuel Bartlett estuvieran atrás del “fraude patriótico” y hoy se digan promotores de la democracia junto con la Morena de López Obrador. Y no sería una paradoja porque, en palabras de Rodríguez Prats, así es como operan todos los alfiles de AMLO. Mientras dejen votos, Obrador los usa… hasta que dejan de servirle.