De la Fuente, responsable del robo del Ché Guevara

Todo el mundo conoce la situación de anarquía que reina en el auditorio Justo Sierra de la UNAM.

Todo el mundo sabe que desde hace 16 años, el espacio –también conocido como Ché Guevara–, está en manos de individuos que no estudian en la universidad, que no aportan a la universidad y que, en realidad, se dedican a vender drogas y a ensuciar la imagen de la universidad.

Sin embargo, lo que pocos saben, pocos entienden o pocos han querido entender es cómo empezó todo eso. Y es que, aunque hoy sabemos cómo se llaman y qué delitos han cometido los huéspedes distinguidos del Ché Guevata, pocos recuerdan cómo inició todo el numerito.

Hace 16 años, luego de la huelga universitaria que paralizó la máxima casa de estudios durante poco menos de un año, el entonces Rector Juan Ramón de la Fuente decidió asegurar su coto de poder, ¿de qué manera? Entregando espacios de influencia a las mafias que detonaron y alimentaron la huelga.

Es así que el grupo comúnmente conocido como el de los ultras se quedó con el dominio absoluto del Ché Guevara. Y es que, en vez de resolver y acabar con los problemas, el recién llegado Rector prefirió operar al viejo estilo priista y entregar “un hueso” a las facciones violentas y así evitar que el problema creciera o se mantuviera.

No obstante, la indolencia del entonces Rector sirvió de cimiento para uno de los despojos más dolorosos y trágicos en la historia universitaria.

Y es que, al paso de los meses, los llamados ultras abandonaron el recinto y cedieron el espacio a sus actuales habitantes. Es decir, vendedores de drogas, vividores de la protestas e individuos que nada tienen que hacer al interior de la UNAM y mucho menos, dentro de uno de sus auditorios.

Lo curioso en este asunto es que, a pesar de su gracias, Juan Ramón de la Fuente sigue siendo uno de los rectores más populares e incluso hay quienes lo ven como candidato presidencial por la vía independiente. Ver para creer