¿Cómo quedan los partidos después de la elección?

Las victorias y derrotas en las urnas no son exclusivas de los candidatos. En realidad, todos los aspirantes cuentan con padrinos políticos y con grupos que los respaldan.

Por eso, cada triunfo tiene repercusiones distintas.

Por ejemplo, en el PAN, las victorias de cuatro candidatos azules y de tres aspirantes de alianza –todos expriistas–, coloca al señor Ricardo Anaya y a su padrino político, Rafael Moreno Valle; a la vanguardia en la contienda presidencial.

Eso sí, entre los panistas ganadores, algunos son muy cercanos a Felipe Calderón y otros –como Javier Corral–, han peleado abiertamente con la dirigencia de Ricardo Anaya.

Aun así, el mensaje de que el PAN pasó de una de sus peores derrotas en 2015 a una de sus mayores victorias en 2016, es incuestionable.

En el caso del PRI, el dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones, absorberá la derrota de su partido.

Cierto, algunos candidatos derrotados –como los de Durango, Chihuahua y Tamaulipas– fueron enviados desde el gobierno federal. Sin embargo, en tanto presidente nacional del PRI, el golpe es para Beltrones.

En el PRD queda claro que sin una alianza con el PAN, el partido está condenado a la derrota. En las condiciones actuales, el PRD no tiene ninguna oportunidad en la elección de 2018.

Mientras que, por su parte, la Morena de Andrés Manuel López Obrador sigue sumando posiciones en estados con muchos votos. Es decir, que en la presidencial del 18, Morena será un contendiente serio.

Finalmente, las derrotas de los 11 candidatos independientes nos dejan ver que el electorado sigue favoreciendo a los candidatos de partido y que el fenómeno del “Bronco” responde a una candidatura de diseño, que funcionó en Nuevo León… y nada más.