Hace semanas, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló la elección de Colima, ¿el motivo? La grosera –e ilegal– intervención del gobierno estatal.
A raíz de la anulación, el congreso colimense nombró a un gobernador sustituto y se convocó a reponer el proceso electoral.
Y aunque el panismo consiguió echar abajo la elección, aunque la presión ciudadana logró frenar las trampas del priismo colimense y aunque los ciudadanos de Colima tendrán otra oportunidad para elegir a su próximo gobernador… todo indica que la segunda elección podría ser igual de sucia que la primera.
Es decir, que existen indicios de que la reposición del proceso electoral también sería una elección de Estado.
En entrevista para La Otra Opinión, el precandidato del PAN al gobierno de la entidad, Jorge Luis Preciado, denunció ser víctima de una guerra sucia orquestada desde el gobierno estatal.
Según Preciado, manos interesadas –y cercanas al gobierno estatal– tratan de vincularlo con el crimen organizado, con negocios chuecos, con prácticas mal vistas y con todo tipo de acciones y actividades que lesionen su imagen.
Pero hay más, frente a la considerable ventaja que mantiene sobre el aspirante del PRI, Ignacio Peralta, Preciado acusa al gobierno federal de tratar de meter la mano. ¿De qué forma?
Enviando a ocho secretarios de Estado en los últimos 10 días.
Destinando carretadas de dinero –con el pretexto de resarcir los daños del huracán Patricia–, que se distribuyen a través de la estructura del PRI y no de los ayuntamientos colimenses.
Y frente a estos excesos, frente a esta aparente intervención de la autoridad, el árbitro parece ciego, sordo y mudo.
Al día de hoy, el Instituto Nacional Electoral ha guardado silencio.
Por eso preguntamos, ¿la segunda elección de Colima también será una elección de Estado?
Y más importante, ¿el INE guardará silencio?
