Censura: las buenas conciencias lo hicieron de nuevo

Esta vez se lanzaron contra la película La Noche de Iguala, dirigida por Raúl Quintanilla y escrita por Jorge Fernández Menéndez.

¿De qué se trata esta cinta?

En palabras del propio Fernández Menéndez, La Noche de Iguala es un documental con “partes de dramatización”, donde se ha “tratado de mostrar qué sucedió el 26 de septiembre del año pasado, cuando 43 jóvenes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, fueron secuestrados, asesinados e incinerados por policías municipales de Iguala y Cocula”. Todo esto, con base en la “verdad histórica” del exprocurador Jesús Murillo Karam.

La película, que no se adapta a sus creencias, ha desatado la furia de las mismas voces delirantes de siempre. Y, en una exhibición más de su intolerancia, han exigido desde la plataforma change.org la cancelación del estreno en cines. ¡Qué tal!

Lo curioso del asunto es que esos mismos que exigen la burda censura de La Noche de Iguala son aquellos que se dicen defensores la libertad de expresión y prensa, y que se desgarran las vestiduras cada que uno de los suyos se alega víctima del “gobierno represor”.

¿No estamos ante otra prueba clara de la doble moral de nuestros próceres de la izquierda justiciera –que, cabe agregar, no es toda la izquierda–?

Y es que más allá de la calidad del filme o de la versión de los hechos que defienda, Jorge Fernández y su equipo tienen un derecho pleno a exhibir donde quieran y puedan la película que les convenga. A los ciudadanos tocará decidir si quieren o no verla, y si deciden o no creer lo que se les cuenta.

Pero eso no parecen entenderlo los entregados a las causas buenas, que demandan para ellos y para lo que creen la “libertad de expresión”, y exigen la mordaza para los que osan decir lo que no les gusta o no se adapta a sus muy personales puntos de vista.

Es decir, libertad para los nuestros y mordaza para los otros, como en la venezuela chavista o la Corea de Kim Jong-Un.

Y, a propósito de esta exigencia de censura promovida desde la izquierda, ¿por qué no revisar algunas de las películas que han sido vetadas y bajo qué condiciones lo fueron?

  • Bajo el yugo de Franco, España fue obligada a esperar hasta 1975 para ver La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrik. La Matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre) y El Último Tango en París corrieron la misma suerte.
  • Mención aparte merece la película “Por quién doblan las campanas”, basada en la novela homónima de Hemingway. Dicha cinta estuvo prohibida durante 35 años del régimen franquista, pues disentía del discurso oficial.
  • En México, el PRI totalitario intentó bloquear en los 90s la cinta de Luis Estrada titulada “La Ley de Herodes”. Más tarde, en 2002, los hijos de la vela perpetua, con Serrano Limón como ariete de la Iglesia Católica, trataron de evitar la proyección de El Crimen del Padre Amaro. En ambos casos, las protestas sólo sirvieron como publicidad.
  • Rojo Amanecer, donde se narran los hechos de la matanza del 68 en Tlaltelolco, también fue víctima de la censura. Si bien no fue prohibida, el gobierno mexicano –entonces, con Salinas en la presidencia– obligó al director a “meter tijera” a las escenas que no consideraban “aptas” para los mexicanos.
  • En 2014, Corea del Norte amenazó con atacar a Sony. ¿Por qué motivo? Porque el dictador Kim Jong-Un exigía a la empresa cancelar el estreno de The Interview, donde el coreano era el centro de las burlas.
  • El estreno de la película Secreto en la Montaña generó gran polémica en 2005. A tal grado que diversos países del oriente medio –entre ellos, Emiratos Árabes– y algunos estados de EEUU vetaron su proyección. Y es que las mentes más conservadoras –de todas las religiones– vieron en este filme de temática homosexual una amenaza a las buenas costumbres.
  • La película “Ledezma, el caso Mamera” expuso la corrupción de la policía venezolana en 1984. Las imágenes disgustaron al gobierno de ese país, que, además de prohibir la cinta, encarceló a su director y guionista Luis Correa.
  • El gobierno Chino se negó a autorizar la proyección de La Pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson. La misma situación ocurrió en Kuwait, donde se tiene prohibido cualquier filme de temática religiosa distinta al Islam.
  • El Gran Dictador, filme de Charles Chaplin, fue una piedra que cayó a no pocos gobiernos, incluido el de Adolfo Hitler. Así, todos los territorios ocupados por el nacismo, así como España, vetaron la proyección de la cinta.
  • La Dolce Vita, de Federico Fellini, recibió numerosas condenas por parte de La Iglesia Católica y permaneció vetada en la España franquista hasta 1975.
  • La Última Tentación de Cristo, dirigida por Martin Scorsese, llegó a las salas de cine en 1988 en medio de la polémica. La cinta disgustó a la Iglesia, y diversos país de profundo arraigo católico, como Irlanda, Chile y México, se negaron a autorizar su proyección.