Beltrones se va; pero no está muerto

Manlio Fabio Beltrones tomó la decisión de dejar el PRI al día siguiente de la debacle de su partido. Como saben, la madrugada del 6 de junio se conoció la derrota aplastante de siete gobiernos estatales, por cinco triunfos.

Horas después, frente a Enrique Peña Nieto, el jefe del PRI ofreció un breve balance y le dijo al Presidente que se iba. En los días que siguieron comunicó su decisión a sus amigos y aliados, y como saben, la noche de ayer sorprendió al dar a conocer sus razones para dejar la presidencia del PRI.

En realidad la salida de Beltrones era un secreto a voces. Por eso, el viernes 17 aquí preguntamos “¿quién pagará los platos rotos? ¿Por qué no ha renunciado al cargo el jefe del PRI, Manlio Fabio Beltrones?”.

Hoy las dos interrogantes han sido respondidas. Manlio decidió pagar los platos rotos y anunció que se va. Pero no sin dejar un puño de lecciones.

1.- Beltrones confirma su congruencia política y personal pero, sobre todo, que es un demócrata. Y es que en política la derrota no perdona y es la llave que abre la puerta de salida.

2.- Beltrones ratifica que desde el 6 de julio de 2009, el jefe nacional del PAN de entonces, Germán Martínez, inauguró una de las más saludables prácticas de la política: la renuncia por pudor, dignidad y congruencia. Renuncia que también entendió Agustín Basave, otro demócrata congruente con la derrota y la dignidad.

3.- Beltrones entendió que los ciudadanos aprendieron y practican el valor del voto. ¿Y cuál es el valor? Que en democracia el voto tiene dos caras: la del rechazo y repudio a los malos gobernantes, por un lado, y el aplauso y el premio a las buenas propuestas de cambio, por el otro.

4.- Beltrones también escuchó el mensaje de los ciudadanos. ¿Y cuál fue ese mensaje? Que los electores no están dispuestos a seguir tolerando malos gobernantes —como los de Veracruz, Tamaulipas, Durango, Quintana Roo, Chihuahua y Aguascalientes—, y castigan con la expulsión. La cárcel a los malos gobernantes no corresponde ni a los electores ni a los ganadores, sino al sistema de justicia.

5.- Beltrones fue sensible a las fallas del PRI y de Los Pinos —y de muchos promotores oficiosos de políticos milagro—, en la selección de candidatos. Y es que la derrota en siete estados no solo fue producto de los malos gobiernos locales, sino de los peores candidatos.

6.- Beltrones sabe que el jefe del partido —en tiempos de la hegemonía presidencial—, no es el verdadero mandón, sino que se somete al palomeo de candidatos por el verdadero jefe del PRI: el Presidente.

7.- Y a pesar de que con la renuncia Beltrones asumió la responsabilidad en la debacle del PRI, también es cierto que Manlio entendió que un presidente del PRI sin el poder de decisión en situaciones y momentos clave —como la selección de las candidaturas—, es víctima de traiciones y venganzas.

8.- Por eso Beltrones propuso una revisión de todo el partido, no solo para entender lo que pasó, sino para modernizar una vieja maquinaria que ya no responde a las exigencias de un electorado más y mejor educado para el ejercicio democrático.

9.- Y que nadie se equivoque, Beltrones se va, pero sigue vivo para 2018. Y que nadie se sorprenda si reaparece como motor de un proyecto de cambio que incluya la selección de los candidatos presidenciales.

Solo falta saber si el resto del PRI entiende y ve lo que Beltrones vio y entendió. Y es que existe el riesgo de que todo termine como la 14 Asamblea del PRI, en tiempos de Luis Donaldo Colosio, un grosero gatopardismo.

Al tiempo.

Tomado de Milenio