Asesinatos masivos podrían ser contagiosos

El espeluznante brote de masacres durante este verano violento sugiere que los hechos violentos y asesinatos masivos –extensamente cubiertos por la prensa–, han provocado una suerte de contagio. Es decir, que estos actos incitan a un pequeño número de personas –que se dicen agraviadas y que están fuertemente ideologizadas– a apropiarse de formas para expresar su ira.

Según se informa, el hombre iraní-alemán que mató a nueve personas en un centro comercial en Munich estaba obsesionado con los asesinatos masivos, particularmente  con el ataque en que un noruego mató 77 personas en 2011. El tunecino que mató 84 personas el día de la celebración de la Bastilla en Niza, Francia, también investigó ataques previos, incluyendo los asesinatos masivos en Orlando, Florida. El pistolero de Orlando había investigado el ataque de San Bernardino, California.

Algunos de los ataques tienen trasfondo ideológico, otros tantos no. En algunos el motivo es indefinido. Lo cierto es que la alta publicidad que recibieron los ataques en un club nocturno y en restaurantes en París, en aeropuertos en Bruselas y Estambul, y en espacios públicos en Bombay podrían haber impulsado a personas –de suyo problemáticas y estimuladas por la violencia– a actuar del mismo modo que algunos pistoleros de escuelas y otros alborotadores.

“Lo primero que pensamos los expertos en el campo cuando leemos reportes de los recientes asesinatos es que la cobertura detallada de ataques terroristas podría estar diciéndole a la gente vulnerable, o que piensa de esta forma, ideas de qué hacer y cómo hacerlo”, afirma Madelyn Gould, profesora de epidemiología y psiquiatría en la universidad de Columbia.

La evidencia histórica de que los ataques terroristas se convierten en prototipo de asesinatos aleatorios es escasa, de acuerdo con la Doctora Gould y sus colegas. Nadie sabe precisamente qué factores estimulan a la gente a cometer actos tan extremos, cuando la motivación primaria es la ideología radical. En raras ocasiones en que los perpetradores sobreviven, ni siquiera ellos tienen un clara idea de qué motivó su ira y desesperación para asesinar a gran escala.

“En las entrevistas, de lo que llamamos pseudo-terroristas”, dice J. Kevin Cameron, director del Centro Canadiense para el Tratamiento, Evaluación y Respuesta al Trauma, quien ha examinado a pistoleros de escuelas y otros asesinos de masas por 20 años. “Son personas con tendencias destructivas –es decir, luchan con tendencias suicidas y homicidas, y se debaten entre las dos. Hoy en día, la personalidad es más suicida, hace una semana era más homicida.”

Pero la razón para sospechar el contagio es la investigación de antecedentes de violencia. Los investigadores saben que los suicidios altamente públicos pueden preceder “racimos” de suicidios en las semanas o meses siguientes, en personas que ya pensaban en el suicidio. La probabilidad del contagio depende de la prominencia de la cobertura, el detalle de los reportes acerca del método, la riqueza del retrato de las personas afectadas. De forma similar, la Doctora Gould afirma que los ataques terroristas y pueden ser exhaustivamente cubiertos por los medios.

La gran mayoría de las personas que se quitan la vida no deja evidencia de que quisieran matar a otros. Pero los expertos sospechan que los asesinos y suicidas son objeto de efectos de contagio por casos de alto perfil, aunque los números son demasiado pequeños para establecer esa estadística. Sólo entre el 1 y el 2 por ciento de los asesinos y suicidas eligen blancos al azar fuera de su familia inmediata o amigos, afirma Matthew Nock, Psicólogo de Harvard.

Un estudio alemán de asesinos alborotadores –esos que matan tantas personas como pueden, sin motivo aparente– halló que estos eventos no ocurren al azar la mayoría de las veces. Muchos ataques, entre 1993 y 2000, fueron seguidos por eventos similares en las semanas subsecuentes. Un estudio de 2015 de pistoleros en escuelas de Estados Unidos tiene un hallazgo parecido: los atacantes tienden a seguir a sus similares dentro de dos semanas.

Muchos asesinos escolares han investigado la masacre de 1999 en la Columbine High School en Colorado, incluyendo al joven que masacró a niños y profesores en la escuela primaria Sandy Hook –un ataque que, en su momento, informó a otro pistolero de escuela en Oregon Commuity College.

En las semanas siguientes al tiroteo masivo de Canadá este año, “tuvimos de tres a cuatro amenazas al día que duplican los crímenes por más de dos semanas siguientes”, afirma el El Doctor Cameron. “Si eres un suicida que nunca ha pensado seriamente en matar a alguien más, estos ataques masivos, como terrorismo o tiroteos en las escuelas, o algo como Niza, te dan ideas sobre selección de sitios, selección de blancos humanos –y cómo llevar una maleta explosiva.

Los ataques terroristas, además de proveer ideas de cómo actuar, también podrían proveer cobertura política a gente iracunda, mentalmente inestable, que usa la violencia –una causa ideológica justifica actos de venganza o agravios, dicen algunos expertos

Brian Jenkins, un especialista en terrorismo de la corporación RAND se refirió al Estado Islámico, también conocido como ISIS, en un correo electrónico acerca de los perpetradores de los recientes ataques en Orlando, Niza y Alemania: “la ideología de ISIS podría hacer resonancia a su propia ira y les promete aplausos y reconocimiento. La ideología se convierte en un vehículo para el descontento individual.”

Traducción libre de un texto publicado en The New York Times