Todo inició el fin de semana.
Durante la Asamblea Nacional del PAN, el ex presidente Felipe Calderón reconoció que Margarita Zavala –su esposa–, tiene intenciones de buscar la candidatura presidencial.
Según el ex mandatario, Zavala podría ser la mejor candidata del PAN y, eventualmente, presidenta de México.
Horas más tarde, en entrevista de radio, el eterno candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, sugirió que Zavala era una extensión de su esposo, Calderón.
Para Obrador, no es posible separar a Margarita de Felipe.
Al día siguiente, la ex Primera Dama respondió al tabasqueño.
De acuerdo con Margarita, si Obrador sólo puede cuestionarle que esté casada con un ex presidente, entonces no tiene argumentos en su contra. Además, la panita aseguró que Andrés Manuel es un macho.
Para rematar, el presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, salió en defensa de Margarita Zavala e insistió en el machismo de Andrés Manuel.
Por donde se vea, este aparente pleito entre la cúpula azul y el líder de Morena es una gran bomba de humo. Es decir, no tiene sustancia.
A todas luces, estamos frente a un debate que nada abona a la salud democrática de los mexicanos.
Sin embargo, más allá de la vacuidad de esta discusión, también se trata de una polémica que invita a reflexionar, ¿por qué Andrés Manuel López Obrador se niega a ver a Margarita Zavala como una política con vida propia?
¿Por qué Obrador insiste en verla como un accesorio de Felipe Calderón?
¿Acaso para López no existen las políticas sin políticos?
¿Pensará lo mismo del resto de las mujeres que militan en Morena?
¿Qué dirá Obrador del tuit que publicó su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller: “Una mujer no debería apelar al género para ‘defenderse’ y atacar a sus contrincantes. Si buscamos, le entramos parejo. Valemos mucho”?
