Por donde se mire, resulta curioso que Andrés Manuel López Obrador sea uno de los principales defensores de Rubén Núñez; el líder de la sección 22 de la CNTE.
Como sabe, a Núñez lo detuvieron por lavado de dinero y robo agravado –entre otras faltas–, y para sorpresa de muchos, Obrador fue de los primeros en salir a medios para calificar el arresto como una detención arbitraria, como un acto de represión y como un intento de censura contra la disidencia y el activismo magisterial.
En esa misma lógica, el de Tabasco convocó a marchar para exigir la liberación de Rubén Núñez.
Sin embargo, resulta ilógico que desde 2013, Rubén Núñez se niegue –abiertamente– a colaborar con Obrador y hoy, el señor López insista en defender al líder gremial.
¿De dónde nació el amor de Andrés Manuel por el “profesor Rubén”? ¿acaso ya se olvidó el de Macuspana que Núñez ha bateado sus ofrecimientos? ¿o será que, en realidad, Obrador y Núñez son “amigos” en los oscurito?
Dicen los enterados que Andrés Manuel López Obrador se presenta como defensor de Núñez para luego cobrar el favor.
Probablemente es cierto. Como también es cierto que el estira y afloja entre AMLO y Rubén Núñez no es cosa nueva. Van las pruebas:
El 8 de septiembre de 2013, Rubén Núñez se negó a dialogar con Obrador.
El 22 de septiembre de 2013 la CNTE y Morena marcharon juntas en rechazo a la reforma educativa.
El 23 de julio de 2015 Núñez negó tener una alianza con el dirigente de Morena.
El 4 de agosto, la Sección 22 hizo público un acuerdo con AMLO. Mientras que el 5 de febrero, Núñez aseguró que combatiría al presidente Peña junto con el movimiento de Obrador.
El 22 de marzo de este año, el líder magisterial aseguró que no ha firmado acuerdos con Andrés Manuel. Incluso anunció sanciones para los que sí pactaron con el presidente del Movimiento de Regeneración Nacional.
