Dice Andrés Manuel López Obrador que su pacto con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) fue a título personal.
Dice el señor López que el pacto entre los maestros de la Sección 22 de Oaxaca –afiliados a la CNTE–, fue un acuerdo privado, íntimo; algo que ocurrió en el mundo imaginario del de Macuspana.
Dice López que “nunca se firmó un acuerdo con el sindicato, que fue un acuerdo a título personal con los maestros; y con todo aquel que no tenga miedo que pase a firmar”.
Molesto, el tabasqueño aseguró que la mafia del poder se enojó por el acuerdo y circuló la especie de que la CNTE rechaza el acuerdo.
Aparentemente, López Obrador no se acuerda que prometió a los maestros regresar a la CNTE el control educativo de Oaxaca… si su candidato gana la elección.
Aparentemente, Obrador no tiene en mente que pidió a los docentes de las Sección 22 que operen a favor de Morena.
Aparentemente, Andrés Manuel vive otro de sus frecuentes lapsus de amnesia y no piensa en las fotografías, en las declaraciones y en los videos donde aparece celebrando su matrimonio por conveniencia con la CNTE.
Sobra decir que Obrador negó lo que antes presumió luego que Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, declaró que el pacto de Morena con el magisterio de Oaxaca es una burla para los niños y padres de familia.
Acaso por eso, el dos veces candidato presidencial aseguró que siente flojera ante las declaraciones de Nuño. Y es que, según el propio López, cada que surge un escándalo que involucra al presidente Enrique Peña –o al expresidente Carlos Salinas–, la mafia del poder utiliza a Aurelio Nuño para atacarlo.
Sin embargo, lo que Andrés Manuel no menciona es que Rubén Núñez, dirigente de la Sección 22 de la CNTE, se desmarcó del pacto horas después de que López lo hizo público.
En su momento, Núñez dejó claro que –por estatutos– la CNTE no se afilia a los partidos políticos y tampoco es afín a candidatos. Eso sí, en cada proceso electoral, la Coordinadora busca alianzas por debajo de la mesa con el mejor postor.
Pero nada de esto importa. A los ojos de Obrador, el pacto que él presumió y la CNTE negó es un acuerdo persona; algo íntimo, algo privado. Algo que, aparentemente, sólo ocurrió en su imaginación.
