Para muchos capitalinos, los microbuses que circulan en la Ciudad de México son un dolor de cabeza. Ya por la imprudencia de los chafiretes, ya por el mal estado en que se encuentran, ya por los múltiples accidentes que ocasionan o ya por la contaminación que emiten.
Frente al pésimo servicio e ineficiencia del transporte público, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, informó que próximamente los microbuses dejarán de circular en la capital.
Mancera advirtió que no habrá nuevas concesiones para microbuses y que si alguien quiere una concesión, será con un vehículo ecológicamente sustentable.
Aunque la medida ha sido aplaudida por muchos, también se ha cuestionado ¿quién se harán cargo de estos ramales de transporte? ¿quién atraerá el costo de las nuevas unidades? ¿se incrementará el costo del pasaje? ¿se garantizará la movilidad? ¿qué pasará con los cientos de microbuses que dejarán de circular? ¿qué harán ahora los miles de microbuseros?
Cabe señalar que a pesar de que muchos microbuses han sido remplazados por líneas de Metrobús, lo cierto es que actualmente el servicio no tiene capacidad para atender a millones de mexicanos que se transportan a través de este medio.
Con lo anunciado por Mancera entonces tendríamos que decirle adiós a los microbuseros, a los cacharpos, a los checadores, a los vendedores de paletas, a los que prefieren pedir que robar, a las mordidas de Tránsito…
